La escritora y Premio Nacional de Literatura, a la luz del impacto del 8M, describe un indeseado enemigo interno dentro del movimiento feminista global, pero también proporciona las claves para eliminar un germen patriarcal que lleva siglos definiendo los roles de género desde un pilar endeble. “La impresionante riqueza del mundo sigue bajo el centro masculino y las mujeres contribuyen a esa riqueza”, advierte en el umbral del cambio.
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